Conocido como "El Jefe", su tiranía[2] históricamente conocida como
Trujillo decidió el genocidio de miles de haitianos que vivían en la zona fronteriza y luego acordó con el presidente haitiano Sténio Vincent indemnizarlo por cada haitiano asesinado. Más de 30.000 personas perdieron la vida y otros tantos se exiliaron durante su gestión, en la que fueron asesinadas las hermanas Mirabal.
Trujillo prestó especial atención a mejorar las Fuerzas Armadas. El personal militar recibió generosa paga y beneficios bajo su gobierno y amplió sus filas, así como los inventarios de equipo. Trujillo mantuvo el control sobre el cuerpo de oficiales a través del miedo, el clientelismo y la frecuente rotación de tareas, que inhibió el desarrollo de sus seguidores personales.
El establecimiento del monopolio del Estado sobre todas las empresas importantes en el país trajo riquezas a través de la manipulación de los precios y malversación de fondos de Trujillo.
Durante 31 años, todos los estamentos del Estado funcionaban sin ninguna "violación". Toda tortura o condena era borrada, negada. Una muerte era encubierta en un accidente o sus supuestos autores encarcelados.
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